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Del Betamax y VHS al Streaming: El inevitable declive de los formatos físicos

Del Betamax y VHS al Streaming: El inevitable declive de los formatos físicos [GenB]

En tiempos pasados, donde los Betamax y los VHS reinaban sin rival en los hogares, cada noche de cine era un momento muy especial. No sé si podría llamarlo ritual o sencillamente costumbre. Las excursiones al videoclub, con sus estantes llenos de cintas con estimulantes carátulas y un sinfín de posibilidades, me invadían de ilusión durante aquellos minutos, a veces horas, navegando entre los pasillos, debatiendo conmigo mismo sobre qué película sería la elegida para esa sesión.

Finalmente, tras un arduo proceso de selección agarraba mi copia, con una mezcla de emoción y nerviosismo. No podía evitar preguntarme, como me habría dicho el caballero del Grial de Indiana Jones y la última cruzada: ¿Había elegido sabiamente? En el trayecto de vuelta a casa, con la parada técnica de los viernes en la pizzería del barrio, me esperaba el dependiente con el pedido previamente realizado, pagaba mi cuenta y me dirigía al calor de mi sofá, con ambas cajas en mis manos. Excepto alguna excepción, la ceremonia tenía lugar en el salón, solo o acompañado. Introducir aquella película en el reproductor era algo rutinario; ni siquiera me paraba a pensar cuál era el funcionamiento de aquella máquina, y la verdad es que poco importaba en ese instante, era el momento de disfrutar.

Con el paso de los años fui amasando mis pequeños tesoros, cientos de títulos que iba acumulando en las estanterías, que rebosaban grandiosidad a la estancia, quizá no para el resto, pero sí para mí, que en ocasiones admiraba en silencio, con el orgullo de haber reunido mis películas favoritas, que serían para mi uso y disfrute para siempre. Tardes de lluvia, noches de verano y días de frío en invierno me hacían volver a plantarme en frente de aquel museo para volver a degustar alguna vieja joya, abrir su caja y colocarla con el cuidado de un restaurador de obras de arte en el reproductor. Lo que teníamos era lo que había, y eso, aunque pueda parecer absurdo frente a la interminable lista de opciones que nos ofrecen a día de hoy las plataformas digitales, me hacían valorar y exprimir mucho más ese pedazo de historia del cine que residía en mi casa.

Con el paso de los años, cambiaron los formatos, pero no la forma de consumirlos: donde antes reinaban las cajas de Betamax y VHS, fueron sumándose las siguientes generaciones, que pasaron del analógico al digital, primero con el DVD y, posteriormente, el Blu-ray disc, con el que abrazamos la alta definición, sin saber que poco tiempo después llegaría la época en la que, irremediablemente, tendríamos que despedirnos del querido por muchos y tristemente repudiado por otros formato físico, que parece estar avanzando a su inevitable ocaso, mientras se desvanece gradualmente bajo el amanecer de las plataformas streaming.

Los datos no mienten: según la Motion Picture Association of America (MPAA), los formatos físicos han experimentado una caída libre en sus ventas, reduciéndose a la mitad en los últimos cinco años. Aunque en 2018 el segmento del entretenimiento aún mostraba signos de vida, con un crecimiento del 16%, los servicios digitales en el hogar emergieron como los verdaderos ganadores, incrementándose en un impresionante 34% a nivel global desde 2014.

El ascenso desenfrenado de las suscripciones a servicios de streaming es testigo de esta revolución digital: más de 613 millones de usuarios ya se han sumado a esta ola de cambio. Pero, ¿qué ha significado esto para los amantes del cine que adoramos coleccionar ediciones clásicas o especiales? Para nosotros, el panorama es sombrío. Las ventas del prácticamente extinto DVD, o los actualmente en uso Blu-ray y Blu-ray UHD 4K cayeron un 14% en 2018, y con ellas, la desaparición de fabricantes de reproductores emblemáticos como Samsung.

Aunque aún queda una pequeña resistecia como Sony y Panasonic, como también se mantienen estos reproductores en videoconsolas como Xbox o PlayStation, la tendencia es innegable: el formato físico se desvanece a la misma velocidad que aumenta su competidor digital. Desde 2014, las ventas de estos formatos se han reducido a la mitad, un golpe duro para los nostálgicos que hemos sido fieles al coleccionismo físico desde los días del Betamax y el VHS.

Es difícil predecir con certeza qué nos deparará el futuro, pero una cosa es segura: el streaming ha cambiado para siempre la forma en que consumimos el cine y la televisión. Y no digo que la era digital sea mala, sino que desgraciadamente mantener el formato mixto es muy costoso para las distribuidoras, que ven cada año descender sus ventas, y las nuevas generaciones parecen no tener ese apego por ello, cosa entendible, ya que han sido educados en la época de la inmediatez y el "usar y tirar" o "consumir y olvidar". Aunque pueda ser un momento agridulce para los que todavía elegimos poder desenvolver, tocar y guardar las cajas de películas o videojuegos con nuestras propias manos, parece que tendremos que empezar a asumir que todo apunta a la extinción de esta posibilidad en un futuro muy cercano.


DaviOne
DaviOne

3 de marzo 2024

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