Carlos Villagrán: el juguete roto de la serie "El Chavo del 8" que interpretó a Quico
En la industria televisiva, no son pocos los casos de actores que alcanzan la fama gracias a un personaje concreto. Lo hemos vivido cientos de veces, y el éxito del papel que los catapulta a la fama, es quien acaba destruyéndolos a largo plazo debido al agotamiento del público y la propia industria, que los exprime hasta la náusea mientras dure la moda, para abandonarlos a su suerte cuando pierden interés. Hay quien se reinventa, y otros, que son incapaces de desprenderse del rol que los lanzó a la fama. Dentro de nuestras fronteras lo hemos vivido en innumerables ocasiones. Podemos recordar a Fernando Tejero en el papel de Emilio en "Aquí no hay quien viva" (2003), del cual le costó desprenderse muchos años, o el odioso boom de Dani Rovira, tras la inaguantable fama de la nefasta comedia "Ocho apellidos vascos" (2014). Son dos ejemplos conocidos (aunque hay muchos más), de "lo poco gusta, lo mucho cansa y hay gente que agota".
Pero si hay un caso extremo de explotación de la gallina de los huevos de oro, tenemos que viajar a Norteamérica, concretamente en México, donde el actor Carlos Villagrán se encerró en el mismo papel durante medio siglo, hasta el final de su carrera como artista. Su incapacidad de dejar a un lado el personaje que lo hizo famoso acabó pasándole factura, llegando a tener problemas en el set de rodaje y teniendo que emigrar de su país de origen para poder seguir explotando a Quico, el desquiciante "muchacho" de la popular serie "El Chavo del 8".
Carlos nació en una familia humilde. Su padre, fotógrafo de prensa, lo involucró desde pequeño en el oficio, cuando lo acompañaba recorriendo las calles de la ciudad junto a él, y ayudándolo con sus tareas. Debido al tiempo dedicado a esto, dejó de lado los estudios, abandonándolos después de finalizar el segundo grado de secundaria.
Debido a la experiencia como reportero gráfico que había desarrollado junto a su padre, en el año 1967 fue contratado como fotógrafo en el periódico: El Heraldo de México, donde cubrió, entre otras noticias, los Juegos Olímpicos de 1968. Gracias a sus acreditaciones como corresponsal, tenía privilegios a la hora de acceder a las instalaciones de Telesistema Mexicano, que fue la primera gran cadena televisiva en México, fundada en 1955 y nacida de la fusión de tres canales (XEW-TV Canal 2, XHTV-TV Canal 4 y XHGC-TV Canal 5 en México, Distrito Federal). En 1973, tras fusionarse Televisión Independiente de México y Telesistema Mexicano, se convertiría en Televisa. Fue allí donde descubrió su verdadera vocación: la actuación. Aprovechando su presencia allí, comenzó a ofrecerse como extra en programas cómicos, consiguiendo pequeños papeles. Tras unas cuantas apariciones, empezó a llamar la atención de figuras como: Los Polivoces.
Paralelamente, durante la década de 1950, Roberto Gómez Bolaños, un creativo publicitario, comenzaba a tener contacto con la televisión y la radio cuando había realizado algún trabajo para ambos medios. Comenzó a escribir guiones para programas que tuvieron éxito, por lo que Viruta y Capulina, famosos cómicos mexicanos de la época, decidieron utilizar uno de sus escritos para rodar la película: "Dos locos en escena" (1960), en la que debutó también como actor el propio Roberto Gómez. Tres años después de fundarse el Canal 8 de México, recibió la oportunidad de escribir y producir su propio programa, lo que dio origen a "Los supergenios de la mesa cuadrada" (1968), consolidándolo definitivamente como actor.
Al comienzo de la siguiente década, Roberto, ya era conocido como Chespirito; nombre que según contó en su autobiografía, "Fue sin querer queriendo", fue obra del director Agustín Delgado, quién inventó su famoso apodo cuando lo comparó con William Shakespeare durante el rodaje de "Los Legionarios" en 1958, (película basada en la historia original del propio Roberto Gómez). Debido a su éxito, en 1970, su programa se extendió a una hora de duración, usando su apodo como título. Fue entonces cuando nacieron los personajes más conocidos y queridos de su carrera: El Chapulín Colorado (1970) y El Chavo (1972). Ambos personajes se hicieron tan populares que tuvieron que dividir el programa en dos bloques, dedicando media hora a cada uno de ellos. Pese a que siempre estuvieron más a la sombra de los demás, también creó otras celebridades, como: el Chómpiras, el Doctor Chapatín y Chaparrón Bonaparte. El mismo Chespirito confesó en una entrevista que solía incorporar palabras con "ch" como un guiño a las "groserías mexicanas". Como curiosidad, HBO Max ha anunciado lo que será su nueva serie: "Sin querer queriendo", que nos narrará la vida y legado de Roberto Gómez Bolaños. La plataforma de streaming también ha confirmado que Pablo Cruz será el encargado de dar vida al multifacético artista. Aunque no hay todavía una fecha confirmada, se dice que saldrá a la luz a finales de este mismo año 2024.
Pablo Cruz interpretando a Chespirito en la serie "Sin querer queriendo" de HBO MAX |
El caprichoso destino quiso que ambos artistas se encontrasen. Se conocieron durante una fiesta que Chespirito organizó en su casa en 1970. El evento reunió a todos los miembros del equipo de trabajo, y Rubén Aguirre, otro prestigioso actor, humorista y amigo cercano de Gómez Bolaños, llevó a Villagrán como invitado. En esa misma noche y con unas cuantas copas mediante, la atmósfera acompañaba a cierto descontrol, por lo que Carlos Villagrán y Aguirre, realizaron un pequeño sketch humorístico para los asistentes. Chespirito fue testigo de la performance, quedó asombrado y se partió de la risa con las cualidades que demostró el invitado sorpresa. Unos días después de la fiesta, Roberto Gómez contactó a Villagrán, y lo invitó a unirse al elenco de "Los Supergenios de la Mesa Cuadrada". Fue en ese mismo instante cuando empezó una relación profesional que los llevó al éxito, con una acogida total por parte del público. Más tarde, también fue integrado en lo que sería su nuevo proyecto, "Chespirito" (1970). El antes mencionado show de comedia, contaba con dos segmentos, pero el vecindario de barrio, protagonizado por un niño huérfano de 8 años de nombre "El Chavo del 8", acabó destronando al programa principal y acaparando todo el espacio.
Quico, alcanzó un nivel de fama inesperado. El personaje, que compartía el mismo nombre de su difunto padre, Federico, un marino que perdió la vida trabajando en un barco, y del que contaba que lo había devorado un tiburón. Es por eso, que repetía siempre la frase: "mi papá descansa en pez". Pero contaba con otras, tan míticas como: "¡Cállate, cállate, cállate que me desesperas!", "¡Chusma, chusma!" o "No me simpatizas". Su característico atuendo de marinero no solo es un tributo a su progenitor, sino que también marca una diferencia social. Durante los años treinta en México, este tipo de vestimenta era común entre los niños de familias adineradas, lo que marca una clara distinción entre él como niño rico y los otros vecinos. Rápidamente, Quico se convirtió en uno de los favoritos del público y fueron
unos años felices de fama y reconocimiento. Pero lo que no sabía, es que
este personaje marcaría la vida del actor para siempre, dándole la
popularidad absoluta, en especial en América Latina, pero también condenándolo a cargar con su alter ego durante el resto de su vida, ya que nunca fue capaz de desprenderse de él.
La relación entre Villagrán y Gómez Bolaños comenzó de manera profesional, incluso entablando una gran amistad, pero con el tiempo todo aquello se deterioró de manera inevitable, principalmente debido a conflictos relacionados con la popularidad y el éxito del personaje de Quico. Una guerra de egos, que derivó en peleas por motivos económicos, desgastando su aprecio y convirtiéndolo en una enemistad que tristemente llegó hasta el final de los días de Chespirito.
Villagrán, por su parte, sentía que su trabajo merecía una compensación mayor, tanto en términos económicos como creativos. Según la versión de Gómez Bolaños, la salida de Villagrán fue amistosa y se debió a que el actor quería iniciar su propio programa en solitario, ya que consideraba que su fama le había generado una autonomía suficiente como para no depender del resto de elenco. Sin embargo, Villagrán ha ofrecido un punto de vista muy distinto, en el que habla de los celos profesionales y una supuesta relación tensa con Florinda Meza (Doña Florinda), quien más tarde se casaría con Chespirito y romperían toda relación con Villagrán hasta su reencuentro en el funeral del propio Gómez Bolaños el 1 de diciembre de 2014. Sea como fuere, tomó la determinante y equivocada decisión de abandonar el programa.
Tras su salida de El Chavo del 8, se enfrentó a un problema legal por el nombre de su personaje. "Qico" con "Q" era propiedad intelectual de Chespirito, por lo que tuvo que modificarlo a "Kiko" con "K". Esta situación se complicó aún más cuando Emilio Azcárraga, por aquel entonces presidente de Televisa, le propuso un nuevo proyecto a Villagrán, pero bajo la supervisión del mismo Gómez Bolaños. Éste se negó, y decidió salir de malas maneras. Ante tal desprecio, Azcárraga, le interpuso un veto que le cerró las puertas de Televisa y otras cadenas del país, impidiéndole trabajar en proyectos televisivos.
Debido a este escollo, no tuvo más remedio que buscar oportunidades fuera de sus fronteras. Hizo las maletas y se marchó a probar suerte en Venezuela. Tuvo la fortuna de que le abrieron las puertas, esperando que su nombre triunfara allí del mismo modo que lo hizo en México. De este modo, en 1981, debutó con su propio programa: "El niño de papel" en Radio Caracas Televisión. La serie contaba las aventuras de un niño que vendía periódicos, pero no obtuvo ningún interés por parte de los televidentes, por lo que fue cancelada rápidamente. Su siguiente intento, "Federrico", trató de revivir el espíritu de "El Chavo del Ocho" con personajes similares, incluido Ramón Valdés, (que también se marchó de Chespirito y sus derivados), pero sin el ingenio de Roberto Gómez, que demostró ser la única y auténtica alma de la serie. Federrico fue descartada tras dos temporadas. Aún así, siguió intentándolo, y la televisión venezolana tuvo paciencia y siguió confiando en él, continuando con: "Las nuevas aventuras de Federrico" y otro formato llamado "Kiko botones", pero ninguna logró el interés esperado.
Hasta la década de los 80 fue enlazando desastre tras desastre, vagando por las cadenas televisivas, e incluso acudió a Chile a realizar algún proyecto que tampoco funcionó, así como algún espectáculo en vivo. Tras su periplo por Sudamérica, regresó a México en 1987, donde le fue levantado el veto. Un año después, en 1988, se estrenaba "¡Ah qué Kiko!". Según cuenta Chespirito, le ofreció usar su nombre original (Quico) únicamente a cambio de que en los créditos se reflejara el siguiente mensaje: “Se agradece a Roberto Gómez Bolaños, creador de Quico, por la cesión del personaje”. Villagrán no aceptó, y continuó con "Kiko". Pero, una vez más, tras 15 episodios, obtuvo una nueva cancelación que no sorprendió a nadie.
Agotado de acumular fracasos en televisión, optó por alejarse de las cámaras, pero jamás de su personaje. Pese a que la década de los 90 fue una de las más duras para él, ya que tuvo problemas económicos a causa de sus malas decisiones, seguía queriendo estar cerca de sus fans, ya que todavía quedaba una legión de ellos. Se lanzó a la carretera para realizar shows infantiles en directo para el mundo del circo, donde Kiko interactuaba con el público, cantaba y volvía a repetir sus famosas frases una y otra vez. Lo cierto es que daba cierta lástima ver a ese señor mayor vestido de niño de ocho años y con los achaques de la edad, tropezándose al subir las escaleras del escenario, cantando y bailando con voz agotada.
Para más ridículo, en septiembre del año 2023 protagonizó un patético, e incluso desagradable spot publicitario financiado por la Embajada de Estados Unidos en México, en el que se dirigía a sus compatriotas mexicanos para que no cruzasen la frontera de EE. UU. de manera ilegal. Hubo varias versiones del mismo anuncio, pero en uno de ellos, aparecía Villagrán pronunciando las siguientes palabras: “Hola, cuates, primero que nada: cállense, cállense que me desesperan. Tengo algo muy importante que decirles: no crucen la frontera con Estados Unidos. Pueden estar en peligro tu papá, tu mamá, tu tío, tu abuelo, el gato, el perico, todo el mundo. Mejor cruza legal, anda, di que sí, ¿qué te cuesta? Y si lo haces, sí me simpatizas ¡Chau!”. Como es normal, esto desató polémica entre la ciudadanía del país, y en las redes sociales se le comenzó a pedir que se retirara ya, que tras tantos años, lo que necesitaba era descansar. Probablemente no les faltaba razón.
Poco tiempo después, cuando las aguas volvían a su cauce y a sus 79 años de edad, Carlos Villagrán, anunció que padecía cáncer de próstata, cuando la periodista Inés Moreno diese a conocer la noticia través de su canal de YouTube. Actualmente se encuentra en tratamiento para su enfermedad.
Forrado de dinero,ya me gustaría acabar asi
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