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El Hormiguero: asco y vergüenza ajena en directo cada noche en Antena 3

El Hormiguero: asco y vergüenza ajena en directo cada noche en Antena 3 [GenB]

No es ningún secreto que la televisión lleva años cayendo en la decadencia más absoluta, aunque habrá quien dirá que siempre estuvo en ese abismo, y quizá tenga razón. Pero lo que sí es cierto es que la época en la que vivimos actualmente parece haberse convertido en un formato obsoleto, ya que el streaming y el contenido bajo demanda les han comido terreno a las grandes cadenas televisivas, sujetas a horarios y bloques de programación sin interés. Pero hay un público que se mantiene fiel a los cánones clásicos de programación lineal, a los que nos les importa "pillar una película empezada" y verla hasta el final sin saber qué ha ocurrido durante la primera hora que se han perdido. Estas personas suelen ser el perfil más mayor de la población, que les basta con coger el mando a distancia y consumir lo que toque, sea lo que sea. Es ahí donde residen algunos espacios, resistiendo el paso de los años, sabiendo a la perfección el perfil de su público y aprovechando su pequeño reducto en el que proyectar los contenidos más rancios de la pequeña pantalla.

Un programa que aprendió rápido cómo explotar esta serie de recursos, fue sin duda "El Hormiguero", el patio de recreo de los cuñados de España, donde se les ofrece un menú perfectamente adaptado a las necesidades de todos y cada uno de ellos. Pablo Motos, como líder absoluto de este colectivo en tiempos actuales, lleva más de dos décadas arrastrándose por diferentes medios, ejerciendo como colaborador en el sector televisivo, como sus inicios en "La noche... con Fuentes y cía", o dirigiendo el por aquel entonces exitoso programa radiofónico de M80, "No somos nadie". También hizo sus pinitos en teatro, guionizando el show "Cinco hombres.com", junto a rostros conocidos como Luis Piedrahíta, Laura Llopis, Arturo González-Campos y Juan Herrera; una obra que, como diría él mismo: "hoy en día no se podría hacer".

El campo de batalla de El Hormiguero, nacido en Cuatro y actualmente emitido en Antena 3, es uno de esos espacios que empezaron en un tono humorístico, de emisión semanal y dedicado a toda la familia. Algo que pretendía ser continuista con No somos nadie, cosa que llegó a conseguir en cierto modo, ya que recuerdo con cierto desasosiego cómo se convirtió en el programa de moda de los domingos por la tarde.

Pero como suele ser habitual en estos casos, el éxito generalmente tiene un impacto directo en las cabezas de quienes lo poseen, y Pablo no iba a ser menos. A medida que, como si de una secta se tratara, iba reclutando adeptos, fue creciendo más y más, dejando rápidamente su formato semanal para convertirse en diario, las ideas "divertidas" se fueron agotando y Flipy, colaborador habitual, mostraba síntomas de agotamiento, hasta que misteriosamente acabó largándose. Pese a que siempre fue bastante tibio en sus declaraciones sobre el motivo de su salida, en alguna ocasión ha dejado caer que algo tuvo que ver el director del programa.

Todo siguió su curso, y Pablo necesitaba más afán de protagonismo, así que comenzó a realizar experimentos y pruebas con los invitados e invitadas que asistían al programa, compitiendo con ellos como si le fuera la vida en ello, para quedar por encima de quien hiciera falta y así seguir siendo el protagonista absoluto en todo momento, lo que le llevó a meterse hostias que acabaron con contusiones y, en una ocasión, a punto estuvo de morir junto a Jorge Marrón ahogados en poliespán, que simulaba la nieve en un intento de enseñar cómo sobrevivir a una avalancha. Está claro que la supervivencia extrema no se le daba demasiado bien. Si ese momento hubiera acabado finalmente en tragedia, hubieran enterrado al colaborador junto a Motos, en un acto similar a los faraones del antiguo Egipto. Todo un honor.

Si hay algo que a Pablo le alucina por encima de todo, es invitar a mujeres para divertirse en El Hormiguero, aunque parece que el único que se lo pasa en grande es él. Lanza piropos, toca y llena la mesa de babas en todo momento, "robando besos", haciendo chistes sobre la vestimenta y realiza entrevistas con preguntas incómodas sobre gustos sexuales o, directamente, lanzando propuestas de la misma índole, todo esto apoyado por las hormigas Trancas y Barrancas, a las que dan vida Juan y Damián; básicamente son los tíos que le huelen el sudor de las pelotas a Motos metidos debajo de la mesa durante todo el show. Por supuesto, le molesta mucho que lo llamen machista, ya que él no lo es, claro que no. 

Al igual que le ocurrió a su compañero Iker Jiménez, la pandemia del COVID-19 le dejó un poco tocado del ala. Cuando el demonio pelirrojo fue contagiado por esta enfermedad, le sustituyó Nuria Roca, que según se comentaba por aquel entonces, lo hizo bastante bien, y el público dio buena acogida, y eso era algo que Pablo no podía soportar, así que pidió que le montaran el chiringuito en casa, con la posibilidad de contagiar a los técnicos, que tuvieron que desplazarse hasta allí para poder volver a acaparar con su careto la pantalla de todos los hogares y que no se olvidaran de él. 

Fue entonces, cuando decidió que su silencio había sido prolongado durante mucho tiempo, y aquel personaje que se había puesto unos años atrás cachas para aparecer en una revista de tíos, optó por politizar el programa un poquito más, esta vez sin máscaras, vamos a saco. Desde entonces ha sido uno de los altavoces más activos de la derecha y extrema derecha de este país, realizando una serie de entrevistas que daban lugar a blanquear descaradamente a líderes de partidos de una ideología concreta.

Hace no mucho, Pablo junto a su amigo de tasca Juan del Val, comentaba en su programa que se sentía avergonzado de ser español, un ataque directo y claro a Pedro Sánchez y la posible amnistía. También tuvo su opinión otro gran referente: Josep Pedrerol, el director de El Chiringuito de Jugones, nivelazo. También aportó su granito de arena en contra del Gobierno, todos contentos. Ahora, entrevistando a Alfonso Guerra, otro expolítico del mismo corte que Felipe González y vieja guardia del PSOE, que ahora comulgan más con el tono del Hormiguero que con lo que se supone que fueron. Ambos charlaban sobre el humor, los límites del mismo y de lo divino y lo humano. Alfonso comentaba que sentía pena por los humoristas, ya que "ya no se podía decir nada". Pablo, repitió: "no se puede decir nada". Su lamento añadía que ya no se pueden hacer chistes sobre enanos y homosexuales, (falto decir enanos y maricones). Sí, un desperdicio para el humor patrio y mundial que no se acepten del mismo agrado que hace treinta años. Supongo que ese es el humor que le gusta a Alfonso Guerra, al igual que a principios de los 90, el público se partía la caja con el sketch "humorístico" de: "mi marido me pega", de Josema Yuste y Millán Salcedo en Martes y Trece.  Solo faltaba el vaso de carajillo encima de la mesa para terminar de retratar la escena costumbrista de la España profunda.

Pablo habla mucho últimamente sobre que ya no existe la libertad de expresión, sintiéndose coartado para decir lo que quiere en cada momento. Pero creo que tanto él como muchos otros, confunden términos según conviene. El humor rancio y envejecido de antaño, al igual que los discursos que necesitan emplear, son pertenecientes a una época de abuso y mofa a los desfavorecidos, quienes eran perseguidos por su físico, condición sexual o ideología política, un estigma de un pasado que afortunadamente nos ha enseñado a discernir y aprender de errores que ahora, lejos de girar la cabeza para mirar a otro lado y aceptarlos como válidos, se han comenzado a responder y a decir que ya basta. No, Pablo, nadie te impide decir lo que tú quieras, lo que ocurre es que ahora estás expuesto a una opinión que antes de las redes sociales o la respuesta pública social ante tus ataques, no tenías. Tu posición privilegiada ha dejado de serlo tanto, y a ti como a otros muchos y muchas, os ha herido de muerte en el orgullo, dejando esa desazón y nostalgia de los tiempos en los que se sentían intocables.


DaviOne
DaviOne

23 de noviembre 2023

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