Uno de los actores más solicitados en Hollywood durante las décadas de los 80´s y 90´s, aquel cachitas austríaco, y de apellido impronunciable que todos recordamos por títulos como: "Conan, el bárbaro", "Terminator", "Desafío Total", entre otras muchas, tiene una peculiaridad que, aunque resulta bastante curiosa, quizá no resulta muy evidente a primera vista.
Lo cierto es que el patrón que se repite en muchas películas del género acción, incluso podría decir que repetitivo, pero ninguno como el de las pelis del señor Schwarzenegger. Vamos a descubrir de qué se trata.
Cara de mala hostia, explosión y helicóptero.
A continuación os mostraré muchas de las carátulas de sus películas más famosas y que se repite la misma constante en ellas. No las clasifico por años, ni por importancia, sencillamente me dejaré llevar.
¡Empezamos!
DAÑO COLATERAL (2002)
Aquí podemos observar a Arnold mirando de soslayo, con cara de pocos amigos. Su cara parece cubierta por el fuego del fondo, posiblemente fruto de una brutal explosión. El fondo de la selva, que también pega que te cagas y, por supuesto, los helicópteros de fondo con los comandos bajando. No dejéis tampoco de lado la frase que se incluyó en los cines españoles: "La acción terrorista no fue personal. Su venganza, lo será".
Una de las películas de este actor que menos transcendencia han tenido, y que a mí personalmente me gustó bastante. Igual no me esperaba nada del otro mundo cuando acudí a verla al cine, pero lo cierto es que es bastante entretenida, aunque tenga poco sentido. En esta ocasión, parece estar mirando hacia un punto concreto, puede que a alguien que no le caiga demasiado bien. Podemos observar al fondo a la izquierda el helicóptero sobrevolando la ciudad y el fuego de la explosión que hay al fondo del plano. Quizá demasiado sencillita para el nivel que viene ahora.
EL FIN DE LOS DÍAS (1999)
Otro título, que tira más por lo esotérico. Un ex-policía amargado, que ha perdido a su familia y las ganas de vivir. De pronto empiezan a pasar cosas muy extrañas, como que el anticristo deambula por la ciudad por motivo de la entrada del nuevo milenio. Arnold, con el nombre de Jericho Cane, (bastante apropiado teniendo en cuenta la temática), deberá pararle los pies antes de la media noche del año 1999.
No está tan mal como la crítica la calificó en su momento.
Esta vez sale más ladeado a la derecha, mantiene su cara de mala hostia. La explosión ocupa prácticamente todo el espacio, con el fondo de la ciudad teñida de rojo, que siempre queda muy artístico y, por supuesto, los helicópteros; aquí salen unos cuantos. Tiraron la casa por la ventana.
EL ÚLTIMO GRAN HÉROE (1993)
Divertidísima película dirigida por John McTiernan, conocido por otros grandes títulos como La jungla de Cristal 1 y 3, (de la que hablaremos un poco después), y Depredador, también de Arnold Schwarzenegger, en la que por cierto...
Cambiamos helicóptero por tanque. Venga, también vale.
Volviendo al
Último gran héroe, observamos una explosión bestial de fondo, un helicóptero en la parte superior derecha, todoterrenos saltando por los aires y hasta un dinosaurio. Y estaréis pensando: pero... ¿y la cara de mala hostia? En esta ocasión aparece con una siniestra mueca. Puede que sea la única vez en su vida que este hombre mostró algo parecido a una sonrisa. Bueno, no, en realidad hay otra ocasión en la que le vimos haciéndolo.
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Sexy and I know it |
Sí, es Terminator 2: El juicio final, obviamente.
En España no podíamos permitir tal aberración, por lo que decidieron editar la carátula del VHS y DVD para adecuarla a lo que sí debía ser. De este modo, la parte sonriente pasó a la parte trasera, y en su frontal, por supuesto, volvió la cara de mala hostia.
ERASER (1996)
Uno de los títulos más delirantes del actor. La verdad es que la película tiene muchísima acción, galletas y tiros, pero no deja de ser una completa gilipollez. Un sinsentido de principio a fin, pero por algún motivo es entretenida y adictiva. Los digitales todavía eran bastante primitivos, y eso se puede ver en la escena absolutamente ridícula en un zoo-acuario con un cocodrilo gigante; sin desperdicio. Pero no nos desviemos. En esta ocasión hay algo que me desconcierta: tiene el careto desencajado, una explosión total que ya sí que cubre la caratula entera, pero la imagen de tan pésima calidad que parece dejar ver entre tanto pixel, arriba a la derecha algo que podría ser... ¡sí, puede ser el helicóptero!
¿Hay más?
Lo hay, no es el único actor de cine de acción que cumplía este mismo patrón, entre otros estarían Chuck Norris, Steven Seagal, el belga Jean-Claude Van Damme y otros muchos. Pero si hay uno que tiene una similitud total, sería nuestro querido Bruce Willis. Antes mencionaba a John McTiernan, pues efectivamente, Jungla de Cristal (1988), cumple escrupulosamente con esto. A su vez, El último Boy Scout (1991), dirigida por Tony Scott. Sí, el hermano de Ridley Scott, quien tristemente acabó con su vida suicidándose en el año 2012.
El cine de acción siempre ha estado marcado por excesos, macarradas y violencia. Pero nunca, jamás, volverán los tiempos en los que había carta blanca por parte de las grandes productoras de hacer un producto libre de censura, sin el fantasma ético de la actual autocensura y la cultura del buenrrollismo. En ocasiones, sólo queremos disfrutar sin pensar demasiado. Si bien se han eliminado muchos estereotipos y se han roto de manera muy positiva las barreras de la inclusión de la mujer, orientación sexual y racial, parece que no son capaces de hacer con estas nuevas herramientas un producto ligeramente a la altura de las décadas anteriores al año 2000, donde todo empezó a desmoronarse.
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