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El Sur de Víctor Erice

El Sur 1983

 “¿Qué podemos amar que no sea una sombra?”

Hölderlin

El Sur es un relato escrito por Adelaida García Morales que posteriormente sirvió como argumento para la película que dirigió Víctor Erice en 1983.

Víctor Erice nació en Carranza, Vizcaya en 1940. Se licenció en Derecho, y Ciencias Políticas y Económicas; y en 1963 estudió dirección en la Escuela de Cine de Madrid. Debutó como director con Los Desafíos (1969), y le seguiría El Espíritu de la colmena (1973), que tuvo una buena crítica, llegando a ganar la Concha de Oro del Festival de San Sebastián. Tras diez años dedicados a la publicidad, rueda El Sur (1983), y nueve años después, el que hasta hoy es su último largometraje, El sol del membrillo (1992).

La producción de la película corre a cargo de un maestro del cine español, Elías Querejeta, tristemente fallecido. Fue uno de los iconos de la industria cinematográfica española, trabajando conjuntamente con grandes directores y obteniendo grandes resultados, como es el caso de la primera película de Montxo Armendáriz, Tasio y posteriormente en Historias del Kronen. También ha trabajado junto a Fernando León de Aranoa, en Los Lunes al Sol, o junto a Carlos Saura, en La Caza, o bien realizando películas de género documental junto a Jaime Chavarri, como es la obra maestra de El Desencanto, sobre la desquiciada familia de poetas, los Panero.

En lo que concierne al trabajo del productor en esta película, Querejeta, dio por finalizado el rodaje antes de lo previsto y en contra de la voluntad de Erice, lo que supuso que la película quedase de alguna manera incompleta respecto a la idea inicial del director, que quería un largometraje más extenso y rodar el final de la película en el sur, y no sólo en el norte como finalmente se realizó.

El sur es una historia que gira en torno a una familia que reside en una casa llamada “La gaviota”. La familia está compuesta por el padre, Agustín, interpretado por Omero Antonutti, su mujer, la maestra Julia, interpretada por Julia Cardona, y la hija, interpretada en la primera parte de la película por Sonsoles Aranguren, cuando es pequeña, y por Icíar Bollaín, en el tramo final, cuando ya es una adolescente.

También hay que destacar en las interpretaciones a la excelente y entrañable, Rafaela Aparicio, que acompaña a la madre de Agustín en su viaje a la casa.

La película inicialmente iba a ir dirigida para el gran público. La primera parte se desarrollaría en el norte, utilizando tonos más sombríos y oponiéndose a la segunda parte, rodada en el sur, la cual sería más luminosa, utilizando colores más vivos. Esta idea finalmente fue descartada por Querejeta, por lo que la película quedó incompleta para Erice, arrojando la copia actual, una sombra del norte hacia el sur de una belleza poética y profundamente melancólica.

El Sur, al igual que la temática que sigue prácticamente todo el cine de Víctor Erice, es una película pausada, como bien se demuestra en la actuación de Omero Antonutti, actor que trabajó en el teatro y practicó el método de los Actor´s Studio.

Su cine se muestra siempre muy preocupado por la estética, y está fuertemente influenciado, especialmente en esta película, por el uso de los planos de grandes directores como Dreyer, Murnau, Von Sternberg, u Ozu. Además de por la puesta en escena de Nicholas Ray, o por el neorrealismo italiano de Rossellini.

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El principal recurso que caracteriza a esta película, es la ausencia narrativa y del guion. Para Erice el cine funciona como una válvula de escape interior que se expande silenciosamente hacia la realidad exterior, gris y asfixiante que es en este caso la posguerra en España.

Su uso de los planos fijos, de los travellings, de los contrastes de luz y de color, como si de un cuadro de Vermeer se tratase, nos recuerda al cine de Renoir y su obra maestra El Río.

El espectador, por lo tanto, se hace partícipe de la historia, y de esta forma el director nos invita a la reflexión a través de las emociones y los pensamientos de sus personajes.

El Sur es, ante todo, un emotivo viaje de adelante hacia atrás, de luces y de sombras. De dos historias: la de un padre y una hija que se desarrollan de forma independiente y, que además, acaban fusionándose. Por una parte, la historia de Estrella se desarrolla como la pérdida de la inocencia que entre sueños y realidad emerge en nuestra infancia, y nos conduce hacia el espontáneo e inesperado despertar que supone la adolescencia, y con ello, la entrada a un nuevo mundo inabarcable y desconocido, como si del Pequeño Salvaje de Truffaut se tratase. Y por otra parte, la historia de Agustín; un espíritu a la deriva que arrastra el sentido de la derrota y la condena de haber fracasado. Su trasfondo es un contraste con la España de la posguerra, desolada, abandonada y desgarrada. Un hombre deshecho que entra en una profunda contradicción con la infancia de su hija Estrella, ante el nuevo mundo que se abre para ella.

La historia es auténticamente poética, los recuerdos que pueblan la soledad de Agustín la hacen, aun si cabe, más profunda. Abrir una puerta al tiempo a veces supone abrir la Caja de Pandora, y es en este desencantamiento del mundo, en la pérdida de la fantasía y de los mitos, donde el sur ausente se muestra nostálgico.

El Sur 1983

El proceso de reconstrucción de la memoria, el secretismo que se impone en las caras y en los paisajes, se mezcla con el simbolismo que se refleja en su visita al cine Arcadia. Esta visita funciona como catarsis frente al espíritu de un hombre que dedica su vida a curar a los demás, pero que paradójicamente es incapaz de curarse a sí mismo. Agustín se encierra en un intraexilio por la pesadumbre de la derrota, la soledad en las tabernas y los largos paseos nocturnos. Agustín es un personaje tan real, que como todos, está hecho de tiempo, y vive angustiado por la ansiedad que le produce la dificultad de respirar el norte cuando se piensa en el sur, un dolor silencioso que se vuelve día a día más amargo, porque no existe mayor dolor que vivir en el silencio.

El Sur, es en definitiva, una de las grandes obras que ha creado el cine español, y que no tiene nada que envidiar a grandes películas de la historia del séptimo arte. Erice se alza aquí como uno de los directores más importantes a tener en cuenta, y comparte con esta película el podium junto a las obras maestras fundamentales de la cultura cinematográfica española como: Viridiana de Luis Buñuel, Plácido de Luis García Berlanga, o Muerte de un ciclista de Juan Antonio Bardem.

“Hay en el mundo unas islas que ejercen sobre los viajeros una irresistible y misteriosa fascinación. Pocos son los hombres que las abandonan después de haberlas conocido; la mayoría dejan que sus cabellos se vuelvan blancos en los mismos lugares donde desembarcaron; hasta el día de su muerte, a la sombra de las palmeras, bajo los vientos alisios, algunos acarician el sueño de un regreso al país natal que jamás cumplirán. Esas islas son las Islas del Sur. Cuentan que en ellas estuvo en tiempos el Paraíso”.

 R. L. Stevenson. Islas del sur


Diego Bouzas
Diego Bouzas

29 de agosto 2023

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