Cuando la caza de depredadores sexuales se convierte en un espectáculo rentable de Internet
Hoy me he levantado, como cada mañana. Tras realizar la reglamentaria visita al baño, he acudido a la cocina para desayunar. Durante este proceso, me gusta ojear la prensa y echar un pequeño vistazo a las redes sociales. Entre esta última labor, me he topado con algo que ha llamado mi atención: un youtuber, (o al menos así parece definirse él mismo), que se dedica a investigar y perseguir a pedófilos. La noticia adjuntaba un breve vídeo en el que aparecía este tipo hablando con un sospechoso en lo que parecía un restaurante, y una conversación que iba subiendo de tono a medida que se iba desarrollando. También anexaba un enlace que llevaba directamente a YouTube para ver el vídeo íntegro. Como os podéis imaginar, he acabado cayendo en la trampa y he accedido al contenido. Pero mi sorpresa ha sido mayúscula cuando he contemplado lo que ahí empezaba a ocurrir y el espanto que he llegado a sentir.
El tipo, de nombre "Melías", (de esta forma aparece escrito en su canal, aunque sin mayúscula ni tilde), comenta que lleva un tiempo dedicándose a este tipo de prácticas, con la siguiente pomposa descripción en su canal: "ingeniero en limpieza de p3dos en España". Y hasta aquí, podría entrar dentro de lo aceptable, ya que toda ayuda y herramientas que puedan ayudar a la justicia a perseguir y encarcelar a este tipo de personas, creo que es poca y como iniciativa podría ser legítima para cualquier persona que se preste a tal actividad.
Pero volviendo al vídeo en cuestión, he visto cosas que no sólo me han parecido totalmente fuera de lugar, sino que mi asombro no ha parado de crecer, observando lo que poco a poco se iba tornando en un espectáculo para alimentar el clickbait y monetizar un contenido que, a mi parecer, nada tenía que ver en última instancia con la lucha contra la violación de menores, sino que me recordaba al morbo más puro del amarillismo periodístico.
Todo comienza con un breve resumen de lo que vamos a ver, con las imágenes más impactantes del documento y con una música estridente, una fusión entre Equipo de investigación y El Chiringuito de Jugones, lanzando lo que se conoce en medios de comunicación como "cebo". Luego aparece nuestro protagonista en un sofá, argumentando que un chico de catorce años, que por lo visto es bastante famoso en redes sociales, fue contactado por una persona que inició una conversación con él. Éste le siguió el juego, hasta que todo fue subiendo de tono. Es entonces, cuando el famoso instagramer, de nombre "titochape", contactó con el youtuber para alertarle de lo que estaba ocurriendo y enviarle más adelante toda la conversación. Se enviaron audios de alto contenido sexual, y el presunto pedófilo, fue a más, pidiendo vídeos y fotos de sus genitales, a lo que el chaval, supuestamente accedió, cosa que sinceramente, todavía sigo sin entender. Personalmente, creo que hay mecanismos y personas con protocolos que se dedican a estos quehaceres, sin necesidad de exponer a un menor a este tipo de situaciones, que podrían repercutir en traumas o, tristemente, en algo peor.
Finalmente, montan un dispositivo con en el que van a quedar con ese personaje para pillarle infraganti, incluso disponen de autorización de los padres del niño de catorce años para que lleve a cabo la misión. Cámaras y seguridad preparados para cualquier imprevisto. Han quedado en un salón recreativo de un centro comercial. Tras unos minutos de incertidumbre, aparece. Dan un paseo y charlan. Es en ese momento cuando entra en escena Melías, y le aborda con la excusa de que casualmente estaba grabando un vídeo para su blog. Poco a poco, va tanteando el terreno y entrando en materia. Los minutos que vienen a continuación son, sinceramente, uno de los espectáculos más atroces que he visto en toda mi vida a la hora de tratar un tema tan delicado como es éste.
Llevan al sospechoso a lo que parece una mesa de un restaurante, le ordena que se siente y saca unos papeles con la transcripción de la conversación que tuvo con Titochape. El tipo, visiblemente nervioso, alega que sólo quería jugar con él a las máquinas recreativas e ir luego a ver una película a su casa. Éste es el momento más repulsivo de todo el vídeo, en el que vemos que, efectivamente, ese tío iba con una intención muy clara. Es por ello, que mi enfado no pudo ser más grande, ya que no sé por qué ahí no hay presente algún policía o fiscal, para que este tipo acuda directamente a comisaría, ya que, según alega el youtuber, estaban más que informados de sus actividades. Es mejor alargar el show y hacer del tema un circo con el que comercializar y ganar un dinerito.
Poco a poco, vemos una repetición constante de frases de una moralina incómoda y un abuso de las desagradables expresiones "bro" y "hermano". Pero más adelante, llegó el momento en el que mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. Un acto que, reconozco, no hubiera visto venir ni en un millón de años y más propio de un sketch de los Monty Python. Tras unos tensos momentos en los que le muestra todo el material, la cosa empieza a relajarse, con música melancólica y en el que Melías le reconoce honestidad por dar la cara y no salir corriendo. En fin. Pero claro, esto último tenía un motivo, el más inquietante de todo el alucinante documento periodístico. De pronto, la conversación muta en algo completamente absurdo, cuando el youtuber pregunta al tipo si conocía sus vídeos, el otro le dice que le suena haberle visto haciendo documentales de casas abandonadas y en el mundo paranormal. Melías le responde que no, que se equivoca. Pero a continuación, sin venir a cuento, tiene lugar esto que voy a citar literalmente: "¿Y qué dirías si yo, por ejemplo, te digo que hay un código de descuento de YouPods de 20€ en la web todavía? ¿Que dirías? En plan... ¿lo aprovechas?". El otro tío, que no está entendiendo absolutamente nada, le comenta que no sabe de qué habla, a lo que nuestro protagonista le empieza a exponer que son unos auriculares con pantalla que vende a través de su web. Pero vamos a ver, ¿qué coño es esto? ¿Estás tratando con lo que parece claramente un pedófilo delante de tu cara y te pones a lanzar una promo, e incluso le preguntas si le gustaría aprovecharse del descuento? ¿Eres subnormal?
El resto del vídeo es un apresurado desenlace en el que nos cuenta que este tipo tendrá consecuencias legales, (espero que sí), y a continuación, aparece entre risas con el chaval que hizo de cebo, como restando importancia, aún más si cabe, a este esperpento, más propio del circo de los horrores que de un documento periodístico serio. Esto no es otra cosa que un modelo moderado a los famosos vídeos de palizas a agresores sexuales que se llevan popularizando desde hace varios años en EE. UU., y que poco tienen que ofrecer más allá que un insustancial espectáculo morboso y desagradable, que lejos de concienciar a familias sobre los peligros a los que están expuestos los menores en la calle y principalmente en Internet con este tipo de basura humana, se parece estar convirtiendo en un entretenimiento malsano, que no hace otra cosa que frivolizar otro problema social, y que lejos de ayudar a solucionarlo y minimizarlo todo lo posible por las vías adecuadas y métodos contundentes, se venden al entretenimiento y al puro showtime de turno. No sé en qué dirección estamos caminando en la era digital, pero creo que no es la correcta.
No hay comentarios