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La dolorosa tendencia de las películas interminables

Cuando el cine se alarga en exceso: la dolorosa tendencia de las películas interminables

Vivimos en tiempos convulsos, donde la inmediatez y el consumo rápido han ganado la batalla. Es casi distópico. Seres humanos enganchados las 24 horas a una pantalla, ya sea teléfono móvil, ordenador o televisión, disfrutando, o mejor dicho, rumiando un exceso de información constante, que irónicamente se convierte en pura desinformación. Yonkis de la actualidad y catedráticos en el olvido, en eso nos hemos convertido. Si las RR.SS. se han instalado como un parásito en nuestros cerebros, alimentándolos con la más infecta basura a diario: posturas luciendo morros en espejos, lágrimas de cocodrilo de influencers y vidas ficticias de personas infames que fingen ser quienes no son. Pero hay un lugar que todavía se resiste a cambiar en esta confusa e irritante época. Aunque esta renuncia a perder su esencia ha supuesto un enorme pago a cambio, y es que su propia estructura, inevitablemente, ha sido alterada, y en mi opinión, no precisamente para bien.

Si la industria audiovisual y las grandes productoras hollywoodienses encontraron una vía de escape a lo anteriormente mencionado para sobrevivir, ya que todo lo que superase el minuto y medio de duración es literalmente excesivo para las nuevas generaciones, moldeadas a imagen y semejanza de la ventana mediática del TikTok o Instagram, incapaces de mantener la atención más tiempo que ese, las plataformas de streaming tipo Netflix, o HBO como cadena televisiva de gran recorrido, optaron por invertir en el formato serie televisiva, generalmente con una duración adecuada y divididas en capítulos, para que los cerebros de los grandes consumidores de videos de gatitos y coaching motivacional, pudieran consumir algo adecuado a sus capacidades. Pero lo cierto es que ni por esas. La parte buena es que si has llegado hasta aquí leyendo, no eres uno de ellos. 

Pero el mercado siguió creciendo, con productos brillantes y otros desastrosos; al final, el exceso baja la calidad, esto es así. Tanto se infló la burbuja, que recientemente reventó, derivando una huelga nunca antes vista de actores, guionistas, editores y demás. Lógico.

Desde el auge de Internet y el acceso constante a la información desmedida, foros de opinión y chats en vivo, eso sumado al anonimato con el que te arropa la red, han generado opiniadores de todo tipo, sin pudor ni represalias al daño que pueden hacer al resto de usuarios. Se han radicalizado a tales puntos que su criterio es el único válido, sin lugar a debate, y el sumar adeptos o seguidores de esa misma opinión que les dan la razón sea lo que sea lo que digan, les hace más fuertes en sus ideas, pero más sensibles a la frustración cuando son contradichos.

En su mayoría, los consumidores de cine o series, por todo lo anteriormente mencionado, se han vuelto excesivamente críticos con todo, buscando una verosimilitud constante en cualquier detalle. Todo lo que no tenga una explicación o una lógica aplastante en sus cabezas, es desechado. Sencillamente no sirve para saciar sus mentes privilegiadas. Es tal el sometimiento de tanta opinión a tiempo real, que las productoras han decidido tomar caminos más coherentes en sus ficciones, que tenga que explicarse cada detalle y que exista un desarrollo de personajes total, coger de la mano al espectador y decirle: "ven, es por aquí, siéntate que te voy a contar todo en pequeñas dosis para que puedas entenderlo". Es lo que se demanda y lo que se da, el dinero manda y esta gente es quien te pagará. ¿Qué ocurre con esto? Que se ha perdido el dejarse llevar, el no buscar explicación a las cosas o por qué el Delorean de "Regreso al Futuro" podía hacerte viajar en el tiempo por el Condensador de Fluzo, o por qué las trampas de los "Cazafantasmas" podían atrapar a espectros. Nos daba exactamente igual, nos contaban lo que nos quisieran contar y valía, para adelante, he venido a divertirme, joder. Hay ocasiones en las que tiene un sentido pedir coherencia, pero no cuando voy a ver películas de Marvel. Al final, toda esta demanda afecta, y adaptarse, conlleva unas explicaciones más extensas, un desarrollo más denso y un encarecimiento de los productos, pero sobretodo, lleva a alargar la duración.

Todo trae consecuencias, y es obvio que entre tanto ajetreo, salpicaría también al cine. No digo que las películas largas sean algo novedoso o negativo de los tiempos actuales, claro que no. Hemos disfrutado de maravillas como: "Ben-Hur" (1959) de William Wyler, "Novecento" (1976) de Bernardo Bertolucci o "Érase una vez en América" (1984) de Sergio Leone. Son algunos de los muchos ejemplos de películas extremadamente largas, pero con un contenido delicioso. Tampoco niego que a día de hoy existan, claro que las hay y excelentes, pero estamos potenciando una tendencia que creo excesiva en la duración de los productos que está empezando a repercutir en las salas. 

Al igual que todavía queda una vieja guardia de directores como Martin Scorsese, que la mayoría de sus películas han sido muy largas, pero sus últimos trabajos, tanto "El Irlandés" (2019) como la actual "Los asesinos de la luna" (2023), se llegan a hacer tediosas de aguantar en una sala, donde da tanto reparo el levantarte a ir al baño cuando hay necesidad, perdiéndote parte del metraje. Creo que el público en general echa de menos aquellas dosis más pequeñas de piezas cinematográficas que se resolvían mucho antes, dando lugar a menos embrollo, al puro disfrute y más libertad a la imaginación.

Se dice que la virtud está en el equilibrio, y a día de hoy, un término medio entre lo insuficiente y lo excesivo, es lo que muchas veces se desea. Veo con cierta nostalgia algunos títulos que tanto me llenaron en su momento que no rebasan la hora y media o dos horas de duración, que los hace únicos y perfectos. Insisto en que disfruto de las películas densas y largas también, pero si tengo que elegir ahora mismo, me quedo con "Un lugar tranquilo" de John Krasinski antes que Avatar, que en mi opinión, se la puede meter bien profundo por el culo James Cameron.


DaviOne
DaviOne

26 de octubre 2023

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